Notas primaverales del invierno

Por el camino dura es la tierra…
mi sombra transita haciéndome fiel compañía,
tiernos árboles flanquean la sinuosidad del terreno
a pesar de los regueros lustrosos de verde hierba.
Es febrero y el sol se muestra con cálido manto,
deposita sus rayos en esta heredad de Adán y Eva,
incitando la renovación de la rigurosa vida invernal
en nuevos aleteos, brotes primorosamente tiernos,
afable renuevo de glaucas hojas e irisadas flores.
Estas notas primaverales transforman el invierno
en sonrisa iridiscente que deja creación intangible,
suspira el viento en aromas que enloquece abejas
provocando renacer al ciclo fecundativo y perdurable.
Las hojas claman por lucir su verdor
las yemas han surgido dando su paso
a los delicados pétalos palpitantes
que rosadamente blanquecinos
muestran al universo su belleza y atrevimiento.
Siento en mi palpitar ese ímpetu,
ese nuevo amanecer de una posesión antigua
que se alimenta del perecedero pasado
para dar cabida al gozo y esperanza del futuro,
aunque, a veces, el corazón sangre,
por la injustificada violencia de mortíferos rencores.
© José Luis
Feliz Nochevieja y próspero año 2022

Al igual que la Naturaleza,
la esperanza se renueva en cada anochecer,
se mantiene viva en todo amanecer
y se recupera con el descanso invernal.
Mis mejores deseos
vuelen como prietas semillas
entre los días y las noches
añadiendo a cada corazón y espíritu
ese halo de libertad y ternura
que todos necesitamos.
FELIZ 2022
Percepciones de este sábado

Las nueve en el reloj
poco nuevo salvo el languidecer de la tarde
entre los rumores de apreciados acordes…
¡la música reverbera en los sentidos original
siempre, con esa cadenciosa y encriptada letra…!
La calidez que guarnece la habitación contrasta
con la crudeza del aire chocando con las ramas
que se agitan desamparadas de sus otoñales hojas.
Este equinoccio es estación de la desnudez,
de la necesidad de despojarse de lo superfluo,
quizá de soterrar la desconfianza del invierno
ante la inmediatez de las horas oscuras
y de la exploración retrospectiva del pasado.
Resuena el ronco rumor de hojas caídas
así las canas que me cubren van sonando,
anuncian que he de vaciar los estantes
repletos de recuerdos y remotos objetos
y dejar que sean de nuevo mis sentidos
los que llenen estas épocas venideras…
Al igual que las letras de las canciones
mis palabras se me van volviendo enigmáticas.
© José Luis
Espera tras espejismo

Espejismo en las nubes
las cuentas no cuadran
bajan las laderas rodando
mientras se retira la sombra.
Las ideas buscan su autor
entre los entresijos de la colmena
una lejana voz despeja el bastidor
tras el que se engalana la alborada.
Amanecerá la lluvia en los cristales
dejando el frescor de la noche
de azogue envuelto en perfume
donde se entretiene el horizonte.
No engaña la vida a quien nada presta
porque no es fruto del orgullo ni la ira
ni tiene mayor sentido y jerarquía
que la ilusión onírica de un alocado.
No enredo el miedo con la verdad,
aunque a veces no los distinga,
es tan fácil dejarse llevar…
si la noche, incauta cómplice,
me es propicia.
Espero tras mi espejismo
que la transparencia del tiempo
cubra indefectiblemente mi cabeza
cuando me envuelva la luz de las estrellas.
© José Luis
Noche del 31 de agosto del 2021

Golpeteos
arbitran el pensamiento
pum, pum, pum...
retumba el bombeo constante
transmitiendo corriente
en un incesante encadenamiento de harmonía
y vida.
Acordes de voces amigas
inundan de frecuencias melódicas los oídos
dulcemente
la noche acuna el aire con guiños de estrellas
y el ojo de la luna fantasea con el invierno.
Aquellas flores que se abren a la oscuridad
velan por la pureza de sus pétalos,
aunque no es distinguible su pátina
el aroma que cede a la sombra
hechiza el majestuoso revoloteo
de la polilla leopardo
en su polinizar nocturno.
En esta última anochecida de agosto
el calor ha diluido los póstumos rayos del sol
en el ambiente aloque y perfumado
que cautiva el maullar de los gatos,
la confusión arrebata el usufructo al día
y las corduras no han vuelto de la montaña.
© José Luis
Camino de hoy

Camino
y en el recorrer
encuentro libertad.
La naturaleza
con sus arroyos, montañas, vegetación…
le dan vida
a los regueros de mi interior.
Es, a veces, oscuro el sendero.
Las sombras, unas veces dan respiro
y otras, un hondo pesar.
Quisiera que mis brazos fueran
mundos por los que perderme,
que mis latidos marcaran
los acordes perdurables de un compás
cuyo secreto se esconda en la infinitud
que entrelace lentamente mi mente.
La gravedad de mi cuerpo
acarrea inexorable
la pauta que han desbordado en mí los años,
e incluso… los pensamientos.
Por eso es el camino
lo que recorro día a día
lo que me da liberación…
y miedo.
No es fácil de afrontar la madurez
en el constante crepitar de las horas,
apreciar lo que has vivido
y más difícil,
apreciar lo que queda…
Camino
y en el recorrer…
ahora…
no sé bien lo que aprecio.
© José Luis
Una palabra es el pensamiento

Una palabra es el pensamiento
que renueva la noche en vela;
en el silencio de la noche
el negro lienzo del techo
dejará calmoso al descubierto
la claridad de un nuevo
y desbordante día.
Las imprecisiones del tiempo
alterarán los recuerdos
que no desean ser estancados,
los ojos aprueban el amanecer
que eclosiona tras los libros,
donde la tinta formaba imperfectas
las siluetas que las voces ocultas
acercaban estruendosas a los oídos.
No es necesaria la impetuosa niebla
para perder en las sinuosidades la confusión
de la noción de amor, ni la sensación de cierto abandono,
ya están las ausencias para llenar ese hueco.
Me pertenecen innumerables recuerdos,
míos los siento en cada evocación, y
sé que solo yo los mantengo,
siendo quizá mi compañía más fiel.
En cada pliegue de sol palpita la vida,
me anima esta insistencia
que desagravia en ligeras recompensas
debilidades y arrugas, contrariedades y angustias
que acompañan al transitar del momento.
Me atrae poderosamente la montaña,
esa fuerza abrupta y exigente
que me reconoce en los pasos
en las informes remontadas
en las enérgicas inspiraciones
y que me permite bajadas
más allá de los hundimientos.
Quisiera dejar en la palabra
la renovación del pensamiento…
© José Luis
Resuena la lluvia

Resuena en los cantos el caer de la lluvia,
desnuda melodía deslizante sobre los paraguas,
el suelo se torna en espejo reflejante
y la ciudad se fragmenta en múltiples trazos,
recomponiendo catedrales, palacios y esculturas
a su inquebrantable antojo.
Evoco los días de campo primaverales.
la hierba fresca y humectante en el ambiente,
predomina en abril la tonalidad amarilla,
las flores ceden a mi paso los pétalos,
son mis botas y pantalones un retal
expresionista de inacabadas pinceladas caóticas…
Este tintineo de la tormenta,
me recuerda el rumor integrante del río,
las burbujeantes y espumosas cascadas
que arrullan mis paseos de domingo,
esta paz en murmullo acalla el desasosiego
de saberme en el mundo errante,
asido a valores que solo tienen sentido
cuando abres los ojos por la mañana
y te das cuenta que sigues vivo…
Cada día hay personas que desaparecen,
que reviven en la mente de sus seres queridos,
hay bebés que son atraídos a la vida
para dar a la humanidad otra vuelta de tuerca,
y desde luego yo ya no soy de estos últimos…
salvo en sueños.
© José Luis
Los números del reloj

Añoro de las agujas del reloj,
los minutos que en sí desertaban
en esa imprecisión de momentos,
ahora con pantallas inscritas
todo es puntualidad secuenciada,
existencia que se ha acostumbrado
a la precisión milimetrada,
ya no subsisten esquinas
para la pérdida de tiempo.
Un mirar de sesenta impulsos
con el aliento en suspenso
hostigando en cada leve ademán
lo que perdura en la mente,
lo que se oculta en el subconsciente;
permito que sucedan automáticas
las reflexiones
sin retener ninguna…
el jardín cubierto con rutilantes mariposas,
los caminos que polvorientos a transitar invitan,
altas las montañas invernales blancas asemejan
ese helado de nata por el niño ansiado,
las letras ordenadas de un libro
que en suspense me cortejan
mientras batallo su final con las páginas,
el sueño que es sueño y pesadilla,
la amistad de un café en sillones de paja,
el mundo recreándose…
entre la ingenua realidad y los deseos imaginados.
Son los números del reloj,
a los que no damos importancia,
los que marcan nuestras vivencias,
las graban en nuestro chip-cabeza
como nuestras posesiones únicas e inmateriales,
los recuerdos,
que unas veces permanecen
y otras, indefectiblemente,
se desvanecen…
© José Luis
Domingo 28 de febrero

Quisiera la sonrisa de bebé,
como apoyo de almohada,
levantarme con el arrullo
de estrellas radiantes,
saber desentrañar de la vida
la condición de sus horas
y beber a sorbos la noche…
que el amanecer me desvanezca.
Esta habitación vacía…
que podría ser soledad…
a veces es mejor compañía.
Me duele la vida…
el paso incesante de sus aguas
por mis trasteadas sienes,
siento las espirales sinuosas del pasado
palpitando fuertemente en el pecho
arrancándome en tiras el futuro…
nadie la pudo detener en sí
más que en la memoria de los otros.
Ensayo posponer los temores
en los entresijos de un enigma
pero a los gritos no se les puede disimular
como no se puede amordazar…
al tiempo.
© José Luis