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Rastro de FreeWolf

Flor de almendro

Flor de almendro

Pasear por el campo en estas fechas

tiene un atractivo especial:

el verde intenso de los prados,

el azul infinito del cielo...

y el colorido que los almendros 

ceden a las panorámicas.

Feliz 2025

Feliz 2025

Así como la tierra

devuelve a su interior la esperanza,

el 2024 nos devuelve a la memoria

todos esos momentos

que nos han hecho dichosos.

Afianzamos nuestros deseos y pensamientos

con la realidad que día a día transformamos,

por eso para este 2025

busco las semillas

de la alegría, felicidad, salud, paz, compañía…

para seguir en el camino de la vida

compartiendo buenos momentos,

saludando a los días con amor

y sabiendo que, un año más,

podemos saborear las mieles

de la creación.

Brindemos por el 2025


© José Luis

Castañera del Bernesga

Castañera del Bernesga

Este frío inquieto anticipa el invierno...

Hace tiempo ya que las castañas no moran en el árbol.

Son las caídas hojas ocres y tejas las que en el suelo perduran,

con la lluvia penetran en mi mente con su olor a naturaleza.

Me gusta el otoño en sus cambiantes colores

porque irisan en mi pupila y embellecen el alma.

Ahora mi recuerdo es para esa castañera,

asidua en la orilla del Bernesga,

seria y concentrada en su quehacer,

fulgurante en su presencia,

bronceada en sus pliegues...

con mirada ausente quizá recuerde

mocedades de otras épocas otoñales...

 

© José Luis

Palabras y sonidos

Palabras y sonidos

 

Sonidos y palabras anegan la estancia

a esta hora imaginativa del reposo,

mis percepciones entrecruzan la música

entre imágenes y puntadas de ideas libres.

 

Rondan las cuerdas frágiles notas del violín

en el torrente de acústicas revelaciones,

las teclas apaciblemente pulsadas se hunden

en apacible paz y atrevidas impresiones.

 

Melodiosa voz femenina modula la luz,

se ha ido azuladamente apagando el día

dejando los anaranjados puntos de luz

en los bordes cristalinos de la ventana.

 

La noche no trae el frescor noctámbulo,

pesadamente el calor avasalla la estancia

blanquecina, aletargada, suspirosa…

en cada exhalar el pecho desahoga

los latidos, siento el temblar de la sangre

que reiteradamente vivifica mi cuerpo.

 

El compás marcado con el vaivén mis pies

me devuelve a la realidad del entorno,

despido a las letras del teclado, me oculto

en la tenue sombra alargada en la pared

alargando la placidez de este momento.

 

© José Luis

Volador

Volador

Corriente de aire que vuelas

que llevas en tus brazos

la luz del día y el silencio de la noche,

que entretejes entre ocaso y alba

los encuentros inesperados

con la sutileza de unas alas irisadas,

a ti hoy entrego mis pensamientos.

 

Abril, mes primaveral, vienes ventoso

con un ímpetu frenético y descontrolado,

pero aun así prosperan las flores y atavían

la visión insondable de los campos,

playas y montañas resueltamente abstraído…

 

Distingo con sus antenas inquietas un insecto

que se fija con sus viscosas y tiznadas patas

en los azulinos pétalos de papel crepé

hurgando en la blanquecina copa

en búsqueda líquida y suculenta…

No se percata de que es observado.

 

No es el único inquilino de las flores,

a su derecha una diminuta araña

escala lentamente la cerúlea colina

con sus ocho patas minúsculas y articuladas…

No me había percatado de su presencia

hasta agrandar la imagen en el ordenador,

tecnología en auxilio de mi falta de indagación.

 

© José Luis

Mar

Mar

Desliza el mar su esparcida espuma 

entre los cantos rodados y la arena…

es un sonido sordo, brumoso y penetrante

en las paredes del acantilado,

se oye el susurro de las sombras

que miran el verdemar de la lejanía

y entre los altozanos pedregosos

la figura homínida en su quietud

me invita a contemplar la grandeza

del mar.

© José Luis

Rumbo a la noche final de marzo

Rumbo a la noche final de marzo

Rumbo a la noche final de marzo
me incita la necesidad de escribir
de poner lo que me brote en letras
porque se extinguen las jornadas
y pareciera
que la vida se escurre entre los ciclos
y las horas desocupadas.
   
Quisiera sobrevolar la órbita terrestre
ver los juegos de luces de las ciudades,
el fluir de otras vidas tras los cristales,
cómo necesariamente pasean a los perros
o el deambular de quien no sabe su destino.
   
La noche acelera el ritmo del espíritu
es el momento del día de evadirse,
de discurrir entre los motivos de un sueño
y de la innegable no permanencia de la realidad,
que en algún momento nos tornará lejanos.
   
Al final, como al principio, una mano
distinta a la mano que nos trajo
acariciará nuestras sienes con amor
y en su corazón agolpados los latidos
le revelarán una parte de la esencia:
piezas somos de un incesante devenir.
   
© José Luis

La reja de las naranjas

La reja de las naranjas


Todos de alguna manera
delante ponemos una enrejada cuadrícula
que nos distorsiona la realidad
pero también nos retira de los importunos,
es impenetrabilidad en la medida
que sea el sensor de nuestra libertad.
   
La reja de este naranjo
divide en particiones nuestra visión
compartimenta la unidad del árból
en multiplicidad de detalles,
destaca el naranja sobre el verde
individualiza los dos frutos
separa luces de sombras,
pero me impide saborear su gusto.
   
Una vez más
ni todo es verdad
ni todo es mentira
depende
del ojo que lo mira.

  
 © José Luis

Reflexión por una imagen

Reflexión por una imagen

Esta es de esas imágenes que encoge el corazón

pero que invita a reflexionar

a sacarle a la vida todo su provecho

disfrutar de momentos íntimos

buscar la reunión de amigos

perderse en la lectura o el sonido de la música

sentirse bien con uno mismo

pervivir en momentos

contemplar...

© José Luis

Atardecer y amanecer

Atardecer y amanecer



El atardecer y el amanecer
el uno y el otro son talantes del día
con la potestad de evanescerse
entre amarillos, cárdenos y azules
sutilmente empenumbrados.
   
Ese día el Tormes con sus árboles
se esconden guarnecidos en las tinieblas
conjugando con el cristalino de la cámara
el asombroso espectáculo cotidiano.
   
Necesita la luz de las prominentes sombras
como el día de los contrastados colores,
el iris en la bóveda y su inmutable esfera
estática y dinámicamente entrañable.
   
Intensamente se inflama el esplendor,
crece y repentinamente se apaga
al compás de mis sonoros pasos
mientras me alejo por el puente
con la cabeza envuelta en centelladas.
      
© José Luis 

Madroños en tres colores

Madroños en tres colores

En la vida vamos pasando por estadios.

Estos frutos del madroño lo ejemplifican:

- Verde, al inicio cuando se emprende.

- Amarillo, sazón en vías, precaución en ciernes, ojo.

- Rojo, en sazón, madurez, es el momento adecuado, carpe diem.

31 de diciembre de 2022

31 de diciembre de 2022


Sonarán esta noche, otra vez más, las campanadas.
Con cada repique las uvas nos acercarán al 2023,
atrás quedaron las variadas alegrías y algunas contrariedades,
numerosos son ya los años del ritual de esta noche,
pero no renunciaré al privilegio de su “deja vu”,
al devenir palpable de ser vívido y fructífero…
Un árbol, un libro, un hijo… o qué más…
   
Rostros amigos, manos tendidas, cómplices sonrisas
irán acompañando los nuevos días que vienen,
como anteriores rostros, manos y sonrisas
perviven en el inmenso agujero negro de la memoria.
   
Otro repique más para mí y para ti, para acercarnos
a la música latente que nos ensancha el corazón,
la puerta a nuevas y viejas experiencias se vuelve a abrir,
como la relectura que nos satisfizo de un libro
o la película que nos revela lo no percibido.
   
Noche para el festejo de estar incesablemente vivos
de tener la oportunidad de abrir entrañablemente los ojos,
susurrar en el oído del tiempo la oda a la alegría
o el valor del verbo amar conjugado en plural.
 
Esta noche alzaré la copa y brindaré por ti, por mí,
por el mundo que nos ha tocado vivir
y en el que depositamos acciones y esperanzas
de nuevas generaciones…
pero mientras tanto, que inmenso honor
poder contar contigo.
   
© José Luis

30 noviembre 2022

30 noviembre 2022

El gato que me mira...

Hayedo de Busmayor

Hayedo de Busmayor

 

Acercarse en la naturaleza

a la condición de la vida,

dejando correr sus aguas

en la frescura del instinto

y olvidando en el idealismo

la posesión de la inmensidad

perpetuamente esquiva

a la inmanencia del hombre.

 

Hayedo de otoño

delicadeza en tus colores,

rocío hechicero y perfumado,

esplendor entre raíces y cielo,

néctar para los ojos

y dulzura para la meditación.

 

© José Luis

Aquiescencia

Aquiescencia

 


Aquí,
en la lontananza,
donde el abrigo de la mirada
es inquieta conformidad,
tras el dinámico recogimiento
el horizonte ondula su exhalar.
   
Las palmeras entrelazan
entre sus alargadas prolongaciones
figuras afiladas a sorbos
de suspiros y marina corriente.
   
Es un atardecer este momento de luz,
los azures de la franja celeste
por la mano intangible atraídos
tornan anaranjada la brisa,
inevitable preludio de la alianza.
   
Los espíritus bienhechores se renuevan
paralizando a la agreste oscuridad,
royendo su forma a la rojiza apariencia
que nos deja el sol en su fogosa ceremonia.
   
Es la mente un amasijo de mundos,
las reflexiones agolpadas en la frente
han ensanchado la brecha para su huida…
consiento el extravío de irradiaciones
en este estado de quietud,
que permite a los ojos,
aun desconociendo la distancia,
ir más allá.
   
© José Luis

Notas primaverales del invierno

Notas primaverales del invierno

Por el camino dura es la tierra…
mi sombra transita haciéndome fiel compañía,
tiernos árboles flanquean la sinuosidad del terreno
a pesar de los regueros lustrosos de verde hierba.
   
Es febrero y el sol se muestra con cálido manto,
deposita sus rayos en esta heredad de Adán y Eva,
incitando la renovación de la rigurosa vida invernal
en nuevos aleteos, brotes primorosamente tiernos,
afable renuevo de glaucas hojas e irisadas flores.
   
Estas notas primaverales transforman el invierno
en sonrisa iridiscente que deja creación intangible,
suspira el viento en aromas que enloquece abejas
provocando renacer al ciclo fecundativo y perdurable.
   
Las hojas claman por lucir su verdor
las yemas han surgido dando su paso
a los delicados pétalos palpitantes
que rosadamente blanquecinos
muestran al universo su belleza y atrevimiento.
   
Siento en mi palpitar ese ímpetu,
ese nuevo amanecer de una posesión antigua
que se alimenta del perecedero pasado
para dar cabida al gozo y esperanza del futuro,
aunque, a veces, el corazón sangre,
por la injustificada violencia de mortíferos rencores.
   
© José Luis

Feliz Nochevieja y próspero año 2022

Feliz Nochevieja y próspero año 2022

  

Al igual que la Naturaleza,

la esperanza se renueva en cada anochecer,

se mantiene viva en todo amanecer

y se recupera con el descanso invernal.

 

Mis mejores deseos

vuelen como prietas semillas

entre los días y las noches

añadiendo a cada corazón y espíritu

ese halo de libertad y ternura

que todos necesitamos.


FELIZ 2022

Percepciones de este sábado

Percepciones de este sábado

 

 

Las nueve en el reloj

poco nuevo salvo el languidecer de la tarde

entre los rumores de apreciados acordes…

¡la música reverbera en los sentidos original

siempre, con esa cadenciosa y encriptada letra…!

 

La calidez que guarnece la habitación contrasta

con la crudeza del aire chocando con las ramas

que se agitan desamparadas de sus otoñales hojas.

 

Este equinoccio es estación de la desnudez,

de la necesidad de despojarse de lo superfluo,

quizá de soterrar la desconfianza del invierno

ante la inmediatez de las horas oscuras

y de la exploración retrospectiva del pasado.

 

Resuena el ronco rumor de hojas caídas

así las canas que me cubren van sonando,

anuncian que he de vaciar los estantes

repletos de recuerdos y remotos objetos

y dejar que sean de nuevo mis sentidos

los que llenen estas épocas venideras…

 

Al igual que las letras de las canciones

mis palabras se me van volviendo enigmáticas.

 

© José Luis

Espera tras espejismo

Espera tras espejismo

  

Espejismo en las nubes
las cuentas no cuadran
bajan las laderas rodando
mientras se retira la sombra.
   
Las ideas buscan su autor
entre los entresijos de la colmena
una lejana voz despeja el bastidor
tras el que se engalana la alborada.
   
Amanecerá la lluvia en los cristales
dejando el frescor de la noche
de azogue envuelto en perfume
donde se entretiene el horizonte.
   
No engaña la vida a quien nada presta
porque no es fruto del orgullo ni la ira
ni tiene mayor sentido y jerarquía
que la ilusión onírica de un alocado.
   
No enredo el miedo con la verdad,
aunque a veces no los distinga,
es tan fácil dejarse llevar…
si la noche, incauta cómplice,
me es propicia.
   
Espero tras mi espejismo
que la transparencia del tiempo
cubra indefectiblemente mi cabeza
cuando me envuelva la luz de las estrellas.
   
© José Luis

Noche del 31 de agosto del 2021

Noche del 31 de agosto del 2021



Golpeteos
arbitran el pensamiento
pum, pum, pum...
retumba el bombeo constante
transmitiendo corriente
en un incesante encadenamiento de harmonía
y vida.
   
Acordes de voces amigas
inundan de frecuencias melódicas los oídos
dulcemente
la noche acuna el aire con guiños de estrellas
y el ojo de la luna fantasea con el invierno.
    
Aquellas flores que se abren a la oscuridad
velan por la pureza de sus pétalos,
aunque no es distinguible su pátina
el aroma que cede a la sombra
hechiza el majestuoso revoloteo
de la polilla leopardo
en su polinizar nocturno.
   
En esta última anochecida de agosto
el calor ha diluido los póstumos rayos del sol
en el ambiente aloque y perfumado
que cautiva el maullar de los gatos,
la confusión arrebata el usufructo al día
y las corduras no han vuelto de la montaña.
    
© José Luis