Bolas de madroño
Tímidamente
despojadas de su alcurnia
fueron con el arisco aire
por el suelo depositadas,
sin posibilidad de escapatoria
en mis sentidos ancladas.
Rojas bolas de madroño
al tacto notoriamente rugosas
ambarinas en su esencial interior
levemente de lluvia lagrimosas
disipa su imperceptible amargor.
Sumergida en negro la tierra
ahora luce en gotas de sangre
la eventual sensibilidad huidiza,
asemejando herida de gloria
o lamento de arraigo perdido.
Así la circunstancia humana
relajada en los pasos otoñales
recoge de tu condición en mis ojos
el desvelo de un corazón absorto…
temporalidad en continuo trasiego.
© José Luis
0 comentarios