La arboleda del paraíso
Suavemente
mis manos ondulan en tu piel
amuralladas en las breves caricias
del deseo
donde se erizan sensibles
las retamas del viento.
Tus ojos
mantienen ese brillo cómplice
ese bruñir de indudable quietud
mientras me sonríes
y miras con abundancia.
De tus labios
las palabras emergen
silenciosas a mis oídos
sabedoras de la inmensidad
que nos atraviesa
y baña de dulzura.
Siento el estremecer
rutilante de tus poros
y el rubor en tus mejillas
consentido
tras el roce con mi cuerpo.
Juntos presentimos
que descubriríamos la clave
en la arboleda del paraíso.
© José Luis
3 comentarios
Chus -
busqué recónditos lugares
para mirarte tanto como mis ojos pudieran,
tanto como mi alma resistiese,
Mis labios callaron, temerosos,
las palabras se hicieron silencio,
el roce consentido, sin rubor, sólo con anhelo,
Y al fin el entendimiento claro de que tu amada es ella.
ME ALEGRO.
Permanezco silenciosa en la arboleda del paraiso.
beso, silencio y sonrisa.
José Luis -
de la convivencia íntima de dos personas
encuentra en los roces ese placer
perdurable dentro de lo efímero.
Besos
ojodefuego -
Dice todo sin salirse de la realidad, sin aventurar encantos rotos. Realidad a borbotones. Me gusto mucho.
Muchos besos