La moneda acunada
En la tirada cara y cruz
retiene el aire en la ingravidez
penetrante una inquietud
en las vueltas de haz y envés.
Contempla el sol los destellos
de su propio reflejo en el tiempo
mientras llegan lejanas las voces
de un conjuro, de un suspiro…
Las nubes pasan entre las sombras de los árboles
y todavía la moneda en el vuelco no decidía el destino
que oculta el azar a la suerte y al propio contendiente,
aunque ese sea uno mismo.
En la plaza una fuente trae el rumor del río
y canta el agua el sino de un redondel acuñado
con la efigie de una madre fertilizada
acaso por el polvo de lluvia dorado…
© José Luis
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