Junio se va y Julio se viene...
Parece que corra el tiempo
que los días se escabullan entre los árboles
con las sombras estivales de exaltación y preámbulo,
se desbrozan las horas en el labrantío de las tardes
y permutan las palabras su sonido en el volar del ocaso
donde los sueños centuplican las olas que del mar llegan
con los cabos de la muerte entre sus peñas y verdes brazos.
Ahora el rumor de los niños es lejano en aquellos juegos
en los que crecían mis manos al compás de la comba,
resuelta era el marcha de las canciones en el patio
donde todavía fructifican los recuerdos y las rosas,
aguardan los ojos tus pasos y los pasos del olvido
todavía recuerdan…
Se va junio por las calles solitarias de los siseos
escondidos de los pájaros, con el volante en las manos
corro tras el tiempo perfumado de la infancia,
a ambos lados del camino dejo prolongadas las imágenes
que a veces fueron paseos por películas, libros o arboledas,
siento julio con su calor, su abandono y los viajes.
Es el litoral el edén acurrucado donde se recogen mis veranos
en el bramar circunstancial de las gaviotas, las nubes aparecen
blancas como las páginas de ese libro, que aunque concebido,
pide a gritos ser mañana ociosa y fresca… desde hace años.
© José Luis
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