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Rastro de FreeWolf

Dejad

Dejad

Dejad que los muertos adoren su muerte
en una danza apócrifa y putrefacta
como pieles hueras y sin alma interrogante
y dejen de hallar en la mortalidad esencia
de creadores y de inapelable perturbación
de aquellos que se saben heridos en la carne
hasta los más confusos y recónditos tuétanos.
  
La vida avanza dentro y fuera de nosotros,
es un oasis para el peregrino insatisfecho
que deletrea su nombre una y otra vez
hasta verse reconocido en las ecoicas letras
que vuelven como un boomerang, lanzado
a la concavidad del aire, tras la búsqueda
de lo que no tiene, al menos aparente, réplica.
  
Vivamos, pues, en la extraña persecución
de las libélulas del tiempo hasta saciarnos
en el banquete como terrosos semblantes
de la noche con luna llena y dancemos
frente a los cadáveres que huyen de la vida
porque serán la carne que cubra nuestra carne
cuando yazcamos en la tierra que nos prometieron.
  
Aún parpadea el reloj del universo
entre los espacios brunos y serosos
donde la sombra tenuemente se desdibuja
en una fuga de fulgores y espectros.
  
©  José Luis

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