Volar desde un cielo negro
Suplica la noche el aleteo del pájaro de la luz
que entre su alones sujeta las columnas del cielo
y esgrime en su pico el maná de la paciencia,
fruto áspero al dolor y al forzado silencio.
Nada ven los ojos en las constantes tinieblas
donde la hondonada de la soledad es un camaleón
que se disimula entre las fauces de la omnipotencia
y tritura los embriones de la libertad y los sueños.
Negras nubes ciñen la rabia de la memoria
y la antorcha en lo subterráneo se va marchitando
entre vaporosas escamas de un dragón sin hombre
ni propósito que lo alumbrara, una demolida lágrima.
Esclarece la rosa sus pétalos en la oscuridad,
un caparazón de sangre y muérdago sustentado
en las estrellas negras de una luna desterrada,
deshojada huella de la humanidad en un recuerdo.
© José Luis
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