Vendedora de atisbos
La mañana discurre pacífica
entre los aledaños del sueño
y la muralla, con un libro
en las manos la vendedora
al tiempo lo va componiendo
tras las miradas de los paseantes.
No era la primera vez
que exponía sus trabajos
a la curiosidad del público,
pero siempre la sorprendía
que de vez en cuando una pregunta
la entresacara de sus reflexiones.
Hoy el sol vuelve a arrullar su pelo
con las inaccesibles líneas que brotan
del viento y las montañas de lontananza
donde los rayos son más puros y claros,
donde el silencio se amasija en alcarrazas
de lluvia, de temblores y quebradizo fango.
Una cabeza se inclina atisbando “tus cosas”
pretendiendo ver como propia en su reflejo
la satisfacción a toda necesidad de encontrarse,
de saberse frente a los vislumbres de la nada
y darles forma en su mente,
arrancar del espacio las resonancias
que colmen sus sentidos y embelesos
cuando escucha esa palabra
que parece su nombre…
© José Luis
0 comentarios