Amanecer irisado
De la noche el rugido plasma en luz
el eslabón fragmentado del horizonte
azul entre los azures de límpidas lágrimas
con escarapelas en los frunces de esa pupila
escrutadora de mirillas y recónditas palabras
sobre las amanecidas atravesadas de líneas.
El sueño, todavía gotea entre los muros
de la inocencia y un rumor, martillea
tras los oídos volteados de mar y lluvia
mientras salpica el aire de cúmulos
y las farolas relegan su luminosa cabeza
en los litigios volátiles de los pájaros
posados en el arco del silencio anochecido.
Rasga caótica las huellas del destino
mi mano en la guitarra de la alborada
con las pulimentadas notas de un violín
que entran por la lejanía de la ventana
y en mis brazos una danza se ejecuta
como un filoso y punzante estertor
que trepanara el cielo en su bóveda
dejando al descubierto la inmortalidad.
© José Luis
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