Junto a la tierra
De los cuerpos
la sangre espesa es el rojo mar
tumultuoso del orden y el caos
que fluye por la tierra.
La espesura del suelo
choca contra los huesos inertes
y de ceniza, los pensamientos encerrados
derivan en ocasos de la muchedumbre
que toronjas permanecen en la hendidura,
en los agujeros que oculta el agua y el musgo
donde la oscuridad se asemeja a la nada
y al imprevisto mundo de lo misterioso.
Aflora un tallo entre las hojas
como otro otoño entre las lluvias y las caídas
y de un brote esponja carmesí el deseo,
la mortalidad de los momentos acaecen
entre los pasos y las huellas,
entre los latidos de un corazón desnudo
donde las caricias son recuerdos
y a la vez sensaciones de esperanza.
Los labios pestañean gotas de resina,
resudores de la noche en la penumbra,
en la estancia tras la que nace toda idea
desde el abandono y el silencio,
desde el rebujar de plata y rayos tenues
de una diosa fecundada en la nocturnidad
del olvido como el rapto del alma
en el combate de la muerte.
Junto a la tierra
el calor de la sospecha
es el pabilo espumoso de las olas
que surcan las sienes del futuro.
© José Luis
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