Rotura del hielo
Las noches de invierno son noches
en las que el frío y la niebla se agrandan
y dominan la amplitud de las calles
por las que transitan grupos de gente
en alentados vahos de movimiento y sombras.
En el campo la más absoluta de las calmas
se deja poseer por ese blanco manto
que inmoviliza aun más lo estático,
donde se refugia la permanencia de la noche
y se deja envolver por los rayos de sol
mientras la humedad, vestimenta de musgo,
invade la soberanía de la naturaleza.
Grande es la fragilidad humana
entre las cristalizaciones de la razón
y de lo ambiguo, como ese hielo que se debate
entre la insensibilidad comprimida de lo impávido
o la rotura geofísica de su inmateria.
© José Luis
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