Piedra y pluma
Culminación desde la atalaya,
la paloma en el borde
custodia las piedras
desde el reflejo de la ventana
y las líneas profundizan
el labrado de las manos,
interpretación pálida de un cielo
que protege Salamanca
de los diablillos pétreos.
Soleada se avecina la tarde
solaz del andariego
por las rutas subyugadas del viernes,
anticipo de un fin de semana
accesible a los encantos del ocio,
al deambular de las almas
por las plazas y calles
desconocidas de España.
Otra vez me envolverá mi cámara
con sus ojos de sorpresa
y captará lo que ya sabe
que en el tiempo se encuentra
mientras se desliza la vida
por los caminos del aprendizaje,
de las elecciones no elegidas
más que por la inconsciencia
y acaso por un sentido
inesperado de la existencia.
Me veo en la paloma
observando lo inobservable
torciendo el cuerpo
hasta encontrar
quién me mira
desde la sombra de un cristal
que opaco me refleja
en la peana y con plumas.
© José Luis
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