Horas que del tiempo descienden
Desde el interior de la cueva
el tiempo desciende
entre los brazos del sol...
Se evaporan los segundos
desde la clepsidra del tiempo,
no acierta el aire con el norte
ni sobrevuelan las gaviotas el mar
que abrazaba nuestros cuerpos
con las extensiones de las olas
y el paradigma de los misterios.
Aguardan minutos en la sala del destiempo
donde una hora es la existencia de la espera
en la perspectiva del hombre, creen los inmortales
que la sangre es el destino de las almas híbridas
y la carne la duda matizada del recuerdo
de la nada en los albores de la creación.
Magnetismo en el descenso de los ángeles
a los abismos de las rocas donde se diluyen
los pensamientos fragmentados de la muerte,
un silencio se convierte en lágrima dorada
y resbaladiza por el lado oscuro del cielo
donde nadie conoce el efecto de la vida.
© José Luis
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