Encuentro con dos flores
Alargados son los brazos de estas flores,
pétalos envueltos en el ámbar de la noche,
en las faldas tenebrosas de la naturaleza
donde transitan los gorgojos del tiempo
y se deslían los sonidos de nuestras sombras.
Sombras, que verdes admiran los rayos
de la luna, no retienen, difícil es contener
lo que fluye con la sangre de los mortales,
el fulgor de los dioses que establecen y asolan
los clausurados espectros de los corazones.
Sedosos son los labios que refleja la corriente
mientras proclaman a los árboles nuestro amor,
y las ramas, rumores de pensamientos desahogados,
se entrecruzan volátiles con los vestigios de los suspiros,
quizá sea yo uno de ellos, cuando en ti me recojo.
Tiemblan las ondulaciones del agua en mi frente,
ululan tenaces los ojos discontinuos de los bejucos
entre los brocales de tus senos y mis dudas,
el silencio mana del esplendor de la primavera
con las corolas de nuestras manos entrelazadas.
Vagan los recuerdos más allá de los muros
que nos unen y separan de los días
en los que, en peregrinación, fuimos adolescentes.
© José Luis
3 comentarios
José Luis -
durante mucho tiempo resuena
gratamente en mi caverna,
muchas gracias a las dos
por vuestra compañía...
Besos
ojodefuego -
Gracias por tu bello poema de las amapolas.
Besos
Chus -
Beso y sonrisa.