Llamarada de escorpión
El mar y su fondo
ondulan en mi cuerpo la incorporeidad
de las dunas de un sol desajustado
en la imperturbabilidad del agua,
maniobran algunos peces en mis ojos
con los espejismos fracturados del prodigio
de diminutas estrellas que las sombras emiten,
como ese boomerang que nunca vuelve.
Mis pies, en sintonía de otros mil pies, reptan
las intermitencias de la noche con los fanales del ocaso
y las notas ambarinas de la tarde diluyen el fulgor
púrpura de los corazones abandonados a la orilla
de las playas inalcanzables por la conjetura humana.
Un escorpión deambula entre los arrecifes del estío,
atrás deja el devenir de la adversidad desconcertado
con los arreboles de la rosa encantadora y ecuménica,
proterva la boca de un dragón borbotea aquellos nombres
en los que la verdad enmascara de entelequias los sueños
hasta que regresen de la in mortalidad de los cuentos
las princesas.
© José Luis
6 Julio 2009
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