Sombra del pájaro
Los días de agosto
en los que el sol se muestra límpido,
esplendoroso y fuertemente pajizo
perturba el calor el aire
con el sofoco del fuego.
La sombra es el único refugio
donde aplacar el sopor del día,
los pájaros arrostran el vuelo
entre la pesadez tornadiza del cielo
y la fogosidad de la tierra llameante.
Aletean los párpados
bajo la negrura de la mesa
y con pequeños saltos se aleja
del fondo de la mirada
un pájaro.
Quizá refresque en su retina
los rasantes planeos de primavera
cuando la timidez azulada de Helios
empaña el horizonte de rosáceas
y ambarinas tonalidades.
Sentado bajo un toldo meditado
vislumbro de reojo esta escena,
al recordar mi infancia sonrío
de los ardores de otro pájaro
cuando estuvo una vez en mis manos…
© José Luis
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