El reflejado
Día de lluvia,
hace tiempo en la ladera
que el bosque descendió su manto
atrevido entre las antiguas nubes
donde permite que la luz se esconda
y que los colores inclinen las mañanas.
Algunas gotas, intrépidas,
penden de las frágiles ramas
y juegan a ser vibrátil úvula,
momento en que mis ojos
(que miran cómo se emula el tiempo)
lo paran y sujeta en la cavidad misteriosa.
Es cierto que los días
tatúan en la piel las horas
y es cierto, también,
que las horas hablan tatuadas
en la piel indefectible de lo incierto,
pues cada día en su amanecer
trae un regalo
con sus horas ajustadas
en el temporalizador de la vida transcurriendo.
El paisaje reflejado
es a veces el sueño
un reverso en la mente,
sugiriendo el descanso...
del abandono en el espíritu.
© José Luis
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