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Dentelladas

La reja de las naranjas

La reja de las naranjas


Todos de alguna manera
delante ponemos una enrejada cuadrícula
que nos distorsiona la realidad
pero también nos retira de los importunos,
es impenetrabilidad en la medida
que sea el sensor de nuestra libertad.
   
La reja de este naranjo
divide en particiones nuestra visión
compartimenta la unidad del árból
en multiplicidad de detalles,
destaca el naranja sobre el verde
individualiza los dos frutos
separa luces de sombras,
pero me impide saborear su gusto.
   
Una vez más
ni todo es verdad
ni todo es mentira
depende
del ojo que lo mira.

  
 © José Luis

Reflexión por una imagen

Reflexión por una imagen

Esta es de esas imágenes que encoge el corazón

pero que invita a reflexionar

a sacarle a la vida todo su provecho

disfrutar de momentos íntimos

buscar la reunión de amigos

perderse en la lectura o el sonido de la música

sentirse bien con uno mismo

pervivir en momentos

contemplar...

© José Luis

Camino de hoy

Camino de hoy

 

 

Camino

y en el recorrer

encuentro libertad.

 

La naturaleza

con sus arroyos, montañas, vegetación…

le dan vida

a los regueros de mi interior.

 

Es, a veces, oscuro el sendero.

Las sombras, unas veces dan respiro

y otras, un hondo pesar.

 

Quisiera que mis brazos fueran

mundos por los que perderme,

que mis latidos marcaran

los acordes perdurables de un compás

cuyo secreto se esconda en la infinitud

que entrelace lentamente mi mente.

 

La gravedad de mi cuerpo

acarrea inexorable

la pauta que han desbordado en mí los años,

e incluso… los pensamientos.

 

Por eso es el camino

lo que recorro día a día

lo que me da liberación…

y miedo.

 

No es fácil de afrontar la madurez

en el constante crepitar de las horas,

apreciar lo que has vivido

y más difícil,

apreciar lo que queda…

 

Camino

y en el recorrer…

ahora…

no sé bien lo que aprecio.

 

© José Luis

Serbal de los cazadores

Serbal de los cazadores

  
En el vacío de la ventana
una mosca juguetea con el cristal
entretenidamente
el tiempo pasa
todo sucedido no importa
solo incumbe el ahora
aunque la mente no cese de desbordarse
de lo que ya no se haya
más que en reminiscencias.
   
Lleno los oídos de notas y letras
para no pensar,
pero me doy cuenta
que las evocaciones no paran,
pareciera que ahora
uno solo se alimente de recuerdos…
   
De manera general
siempre las fotografías me dan respiro
siendo mi pasado, presente y futuro.
Es la naturaleza mi encuentro con la paz
que voy dejando a migajas por el camino.
   
En la imagen de este árbol me apoyo
reconociendo que en el rojo de sus frutos
encuentro la fuerza que transita en mi interior,
es el alivio semanal ungido a mis penas
el sentido que se llena de vida y revive.
   
¿Por qué la soledad es tan dañina
cuando el alma está magullada…?
 
Menos mal que la tristeza
suele ser transitoria…
y ya está cerca el domingo.
   
© José Luis

Tarde de pasear o de pensar

Tarde de pasear o de pensar

La tarde, ahora mismo, es un reflejo dorado de sol,
en la línea del horizonte veo reflejos del pasado
que retiene junto a este presente un chocante peso en el corazón.
   
Se me hace un nudo la garganta…
la grandeza de este sol que se halla perdurable
y que cada día me abandona
preservando desde mi origen el principio humano
de saber que todo pasa como escurridizos pensamientos.
   
La naturaleza crea sus propios frutos,
tras ellos me confundo, me integro
y desintegro germinando
como clandestinos e impresionables granos
que se saben ya en sazón;
entre los surcos de los dedos se van precipitando
al vacío, y ojalá en la inmensidad de la hondonada
encuentren su sentido…
   
No importa que hayan sido afilados cardos
o inasible grana
si al final
forman parte del paisaje.
   
Están tan cercanas la alegría y la tristeza,
el deleite y la insatisfacción,
la vida y la muerte
que las lágrimas... las sonrisas...
son ahora las agitaciones que me acompañan.
   
© José Luis

Confinado en la grana

Confinado en la grana

  

Confinado
no hay camino a la libertad
limitación embutida,
desasosiego y enfermedad.
   
La vida acorta sus días en el Covid,
algunos huyen en sus casas,
otros en los hospitales
del dolor.
   
El miedo se ha abierto camino
la sociedad se espanta
y abunda la espera en la sala,
ahora parece mirada atrás.
   
Sueño mal soñado,
incomunicación de caminos,
alejamiento y soledad
y pena...
   
El sendero me abre sus puertas,
se suceden algunos paseos
que alivian la afrentosa tensión,
el verde me acompaña
con sus hierbas y su grana.
   
Hoy llueve
la tristeza se diluye en la calle
mientras Nacha Pop me persigue
con su cadencioso ritmo,
al menos el pecho late música.
   
Confinado en la grana de la tarde
negras líneas marcan la gradación
del atardecer de un 29 de mayo
cuando solté mi alma
para que alegre corriera
como nereida desbocada
entre los mares de margaritas
y los cardos asilvestrados.
   
© José Luis

Mi existencia


La hora del dolor
sobreviene
en el parto del nacimiento
y en la hora de la muerte.
   
La vida
como camino que nos conduce
esconde la plenitud
en las curvas y rasantes,
a veces nos deja regocijarnos con ella
pero otras, nos enfrenta al abismo.
   
Recordamos nuestra infancia
en la lejanía
participando del tiempo presente
por eso pareciera que perdurara
y quizá nos aferremos a su inocencia
al ser un periodo de exploración
y abandono de responsabilidades.
   
Quizá la fuerza de mis recuerdos
se encuentren en la adolescencia
donde se empoderan las emociones
y el corazón y la razón
como fuerzas se contraponen,
crecen sentimientos y amistades.
   
La juventud fueron estudios
y empresas de compromiso,
labriega fronteriza de futuro,
paño entretejido de ilusiones
y realidades inmediatas.
   
Sin darse uno mucha cuenta
nos encontramos en la madurez,
sesgos de tiempo e imperfecciones,
si no eres el constructor de tu mundo
será el universo el que te derruya
y aboque contra los arrecifes
que son la monotonía y la desidia.
   
La existencia representa la vida
entre paños de ansiedades y recogimiento,
de enigmas y certezas,
de amores y temores,
entre lazos ataviados de belleza
y desvaríos atolondradamente impulsivos.
Existir es experiencia
nacer todos los días
y, por las noches, recogerse.
   
Algunos días dolorosos por acontecimientos
pueden ser tornados en rayos de luz,
otros momentos son tan límpidos y brillantes
que la oscuridad será solo una alejada nube negra.
Nuestras elecciones son importantes,
definen lo que hemos de vivir
sea pretendido o sorteado.
   
No me cabe duda del riesgo de la existencia,
del valor productivo de nuestras acciones
o del pavor frente las gestiones omitidas.
Con el dilatado paso de los años
sabes que está acortado el futuro,
las dudas y recelos se extienden
y el único procedimiento que me queda
es seguir adelante mejorando mi presente.
   
© José Luis

Ruta emboscada

  
Sin reglas
el bosque invade la montaña,
han dejado de oírse los parloteos
y la luz se ha oscurecido.
   
Resuenan las pisadas
vertiginosas en los guijarros,
los pasos se acercan al abismo
del frío ambiente verdemar.
   
Cada vez más los latidos abaten
las hojas suspendidas
y penetran en mis ojos
los musgos refulgentes.
   
Anhelo el piar del ruiseñor,
el crepitar de las gotas
en su caída de hojuelas secas,
no es el silencio lo que me estremece
sino esta perturbada soledad.
   
Quisiera la entereza de la roca
que en mi camino se detiene,
el naciente sol sesgado
siento en mi espalda
clavado en la frondosidad.
   
Lo recóndito se va abriendo,
tengo fijado en verde el mirar,
atravesado el bosque en la ruta
emboscada tiembla
la esperanza del recuerdo
de esta mañana de nieblas
y  encantadoras hayas.
   
© José Luis

Fría mañana de invierno

  
Algunas mañanas
la ventana me mira.
   
Me presenta la posibilidad
de una nueva práctica
en la conquista del tiempo.
   
Esta mañana fría de febrero,
en la que los chopos esconden sus hojas
y el gris del cielo es un extenso manto,
un grupo de urracas en cuadrilla silenciosa
llaman mi atención con su atractiva estampa.
   
Me pongo nervioso,
qué poco duran esos momentos
en los que la captura del instante
es extremadamente fugaz
para retenerlo en la memoria
que nos acompaña siempre.
   
Cuando mi cámara por fin dispara
la huida ha cambiado la fisonomía
y agudizado más esa soledad temprana
que nos lleva a la prisa en la vida...
Abandono la ventana llevándome
ceniciento cielo, renovados brotes
y una pareja de picazas
que me devolvían al invierno.
   
En un nuevo despertar,
intuyendo las golondrinas
volveré a la ventana.
   
© José Luis

Graffiti Orale

  

El arte y la libertad de expresión
sacar a afuera lo de dentro
provocar en el respeto
¿respetar la provocación?
más allá de inoportunos debates
mirar con los ojos del otro
y dejar que en nosotros
transforme nuestra experiencia,
graffities que perduran...
si les damos tiempo.
   
© José Luis

Herrajes

  
La puerta
camino prohibido
suspicaz espalda
se muestra en sus herrajes
galardonada
pero también hermética
con una salida
franqueable
huye mi mano hacia el audaz
en su roce salvaje
y un suspiro lo eleva
sorteando los ángeles
un largo instante lo abate
a mayor gravedad mayor estruendo
tiemblan los árboles
y se aceleran mis miedos
las agujas me apuntan
chirría los charnelas
con voz de hombre...
“¿Quién llama a la peta?”
el correo por su hueco me replica...
   
© José Luis

Acordeonista deleitado


Resuena la calle en la soledad
notas que se alejan del acordeón
transitan por las piedras y fachadas
por los oídos del quebrantado público
entre la luz y la sombra de la tarde.
   
Inmerso en las antiguas pulsaciones
su cabeza pulcra y perpleja se mueve
transeúnte desde la perdurable mirada
hasta la sosegada emoción inquietante,
su boca sigilosa guarda las palabras.
   
Noto el aire equilibrado por los fuelles,
el olor del mar escurridizo y atribulado
dejó la línea crepuscular del horizonte
al abandono de los amores entusiastas,
Euterpe posa los labios en su frente.
   
La música purifica reflectante mi alma,
otro mar platea los fragosos sentimientos
escucho agradable pasear aquella voz,
el recuerdo fugaz que origina una vida.
   
© José Luis

Pera al corte

 

Tajante
el corte
vacía de sus semillas
la pera
carne blanca
expuesta en la madera
que me sirve de sustento.

© José Luis

Retorno desde el atardecer


El aleteo de las aves se desgaja
en el paño azur del firmamento
espacios que se afilan a la vista
cárdena y ambigua del momento.
   
Finaliza agosto sus instantes
cálidos airadamente frescos
los vientos traerán a las horas
los jugos libados al adviento.
   
Van los días perdiendo el brillo
el sol envejece como piel quebrada
en los escalones revestidos del descuido,
siempre el olvido posee al tiempo
implacable con su abandono y su desidia.
   
Me atraen los juegos del ocaso
con su neblina de vísperas y sueños
pareciera el vientre creativo y materno
de un cosmos sensitivamente extraordinario.
   
Retorno desde el atardecer de mis horas
con el cuerpo saciado y herido, de luz
mis ojos cubiertos, se atesora el descalabro
en las ajetreadas cuencas de mi alma.
   
© José Luis

Ruina

 

¡Cómo se desgaja el tiempo!
¡Cómo las salas deshabitadas
han desprotegido los recuerdos!
Sabia la naturaleza ocupa el espacio
no vacío, el espacio mantiene los espíritus
de los que fueron pensamiento y carne
de los que humedecieron la tierra
con los esputos desgranados del cielo,
cuando el cielo era paraíso, y Adán, y Eva.
   
Las yerbas que crecen verdes me recuerdan
los suelos pedregosos abandonados
del paso de las horas serenas y apacibles,
del sudor arrastrado por el trabajo
y los bueyes que eran calor y arañador hierro.
   
El horizonte baña con sus nubes las paredes
lágrimas exudadas en la oscuridad de años
de cuevas vernáculas y pigmentos especiales,
adoración de objetos, dioses y animales…
¡dónde andarán ahora las creencias
no materiales!
   
¡La ruina se asienta en España,
llagas en estos tiempos importunos
de lucrados pescadores de aguas
residuales!
   
© José Luis

Bajo el sabor de la luna

  
Mantengo colindantes las montañas
mis ojos prenden sus agudas sinuosidades
ocres y verdes, las nubes juegan
hacen señales de humo con sus bocas
distingo en cada mirada una improvisación
una nueva forma inusitadamente adoptada
cambia la percepción de los objetos
de izquierda a derecha en mi mente.
   
Llena es la vereda pendular de la luna
una línea plateada en las marismas
hoy la veía reflejada con las tonalidades
azules del atardecer en la playa.
   
La oscuridad va tomando forma en el cielo
un manto discontinuo de azures y cremas
una discrepancia granular en el reducto
de los alados, se acentúan los crepúsculos
con el blanco revoloteo de las gavinas
bajo el sabor de la luna bergamota.
   
© José Luis

Quizá lo hayas visto

  
Bordea el agua mis pies
acerca la marea la lejanía
y en la arena retoza mi piel.
   
El aire revolotean las gaviotas
intento de mar salpicarlas
pero son tan esquivos sus vuelos
que a rozarlas solo alcanzo con la mente.
   
Se enturbia el cielo de negruras
algunas gotas salpican el suelo
una malla reticular que se hacía presente
en los corrales de gallinas de mi abuela.
   
Quizá lo hayas visto en algún sueño
cómo la brevedad en la vida
acelera el ritmo de las cosas
o cierta serenidad les confiere.
   
Dejo por los alrededores vagar la vista
siento en mi interior esa música
pacífica y amansadora
de los momentos importantes
en la vida…
   
© José Luis

Lugar de descanso

  
El timbre es ya tu lugar de descanso…
¿sientes el aroma del café caliente?
El primer sorbo, tu primera escuela,
todos los niños alrededor de la falda
¿acaso no te acuerdas?...
  
Danzaban jubilosas las letras,
las ilusiones atravesaban el sol;
tu juventud y paciencia, la lucerna;
adiestraste en su forma las nubes

te habías convertido en maestra.
  
¡Qué cortos los años que atrás miran!
¡Cuántas las horas angelicales entre miradas
y conversaciones alrededor de una mesa!
¡Cómo el tiempo apegado a la tacita
labró tus labios entre pizarra y espera!
  
No es amargo este devenir del tiempo,
como no es amargo el sabor del café
entre el gusto paladeado de la renuncia,
entre amigos, alumnos y compañeros.
  
Hoy de ti, Emilia, nos acordamos,
al igual que en cientos de recuerdos,
de palabras y de tu buen carácter
otras mentes te retienen.
  
Vas a dejar el jarrón,
flor lozana,
para tornar a tu Arcadia.
  
© José Luis

Imperceptiblemente tuyo

Conocidos desconocidos

  

Sucesivamente los campos cansan mis pies,
los pasos detallan los sudores y los días
con los guijarros y el polvo del pensamiento,
la mañana es amanecer y colores tenues
el aire impregna las briznas que en la tierra
resudan la noche y fresco el aroma del viento
despierta el corazón, silvestremente adormecido
siento en el ambiente el trinar ruidoso de los pájaros
la mochila me recuerda el peso de lo pasado,
de la inutilidad instantánea de tantos objetos…
  
encuentro caras sin ojos, caras abandonadas
en la fabulación del camino, caras perdidas
con el deambular de las sendas, simples caras
esmeralda que hablan en la soledad de la viña,
rostros que interrogan con las punzadas
imprudentes del anonimato, unas palabras
laten en la intranquilidad de la mesa, conocidos
desconocidos que se traban en el convite
y comparten el pan en el núcleo de algún albergue…
  
A veces, esos desconocidos, dejan huella en el surco
de los labios cuando pronunciamos su nombre.
   
©  José Luis