Semilla arbórea
Arrugas, arrugas por la piel de los campos
surcos de compromiso y consejo con la tierra
la piel crece con la intensidad de los pensamientos
mientras separa el peine las espigas granadas del viento
a la orilla espumea el agua las arrugas de las olas
y juegan, incólumes las sirenas, al escondite inglés
con el rumor desacostumbrado de las caracolas.
Nervaduras llegan mansas a la cálida arena
los pies pierden las escamas de la noche
una niña deja su nombre inscrito con el vacío
de la lacerada bayoneta recreada en las dunas
la eternidad es una ola dispersando los humanos
esfuerzos por dilatarnos en el espacio inextinguibles...
Las ramas profundizan en el aire denodados arrojos
se enredan entre las nubes las hojas ya leídas
de los escritos ancestros y las palabras que abrieron
las puertas del inframundo se enraízan en los ideales
de la protuberante bellota yaciente en el suelo,
en el suelo se yace antes de engendrar la vida.
© José Luis