El arroyo.
Manso el arroyo mana límpido
entre los tersos surcos del pensamiento
y la lívida inconsciencia
inunda las negras tinieblas de la noche
con el perfume de tus senos.
El deseo de mis labios
posa en la hierba cárdena
el rocío indeleble de los lirios del edén
donde innata su fragancia
espuma los hilos de tu ser.
Y hechizado el naciente día
con el ardor apasionado
consiente que en la perdurable estancia
aniden los brazos amantes
entre las inmaculadas alas del silencio,
las cómplices miradas
entre las irisadas pompas del ensueño
y las cuidadas caricias
entre los pliegues del sutil cendal de lo eterno.
FreeWolf
entre los tersos surcos del pensamiento
y la lívida inconsciencia
inunda las negras tinieblas de la noche
con el perfume de tus senos.
El deseo de mis labios
posa en la hierba cárdena
el rocío indeleble de los lirios del edén
donde innata su fragancia
espuma los hilos de tu ser.
Y hechizado el naciente día
con el ardor apasionado
consiente que en la perdurable estancia
aniden los brazos amantes
entre las inmaculadas alas del silencio,
las cómplices miradas
entre las irisadas pompas del ensueño
y las cuidadas caricias
entre los pliegues del sutil cendal de lo eterno.
FreeWolf
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