Visillos
Delicadamente
las sombras fluyen por entre los arrimos de la entereza
mientras glaucos los ojos
escudriñar se dejan en la contemplación
toronja y vidriosa que se arrima
inmarcesible
más allá de la intimidad
y los pensamientos.
Vuelve a llenar la soledad
el espacio que la nada cedió al ensueño.
Y la tarde,
que recorre la infinidad y el tiempo,
trae en su brisa mansa
aquellas olas que devolvían
a los pliegues de mis labios
el delirio tempestuoso e inevitable
de tu fragancia.
Mis manos
irisadas tras el crepúsculo
modelan
en las recónditas partículas de la alborada
indefectiblemente
tu imagen.
FreeWolf
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