Agua sensitiva
El mar se lleva tus ojos hasta la línea del horizonte
donde está mi alma perdida.
Quizá puedas en un soplo encaminar sus lágrimas
a la espesura del silencio
y compartir conmigo la negrura de estar vacío y sin sombra.
Sujeta la tierra mis pies entre la hondura de la arena
conteniendo entre mis dedos las raíces de la tristeza.
Sólo las caricias espumosas mitigan en el aire la piel tendida
y el viento al oído me susurra canciones
escuchadas a las sirenas del norte
en las playas del olvido, cuando Odiseo no recordaba su camino,
el camino hacia el hogar de la eterna tejedora.
La tarde abandona su vista
en la figura que en la orilla ahueca
el agua entre sus manos
para que sienta propia su vida...
© FreeWolf
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