El sonar de la armónica
Resecos los labios
suavemente se humedecen
al contacto con la lengua
mientras seguía la mente
tarareando la melodía
que improvisara esa misma mañana.
La calle era su auditorio acostumbrado
donde escudriñaba aquellas monedas
que le dieran resuello para seguir inspirando
las vibrantes notas de su armónica.
Buscaba adentrarse en ese mundo
en el que las avecillas remontan el vuelo
y travesiean libremente por el aire
sintiendo la confusión de las corrientes
en el cañón y barbas de las plumas
como cuando pilotaba su descapotable.
Esa sensación de velocidad e ingravidez
surcando paralelo a las espumas del mar
y las sirenas arrullando las lengüetas
adormecidas de la armónica en su funda
mientras abandonaba su cuerpo en un banco...
© José Luis
2 comentarios
José Luis -
Que lo disfrutéis...
buho -
Te envío un abrazo, un besazo y mis recuerdos hasta la vuelta.
Estoy liada entre montones de ropa, zapatos y yo que se más.
Esto de ir de viaje es fantástico, pero hasta que te preparas...¡menudo lío!
Besos