Una llamada
Suena en el interior
la vibración del teléfono
a través de la silenciosa estancia
irrumpe una voz.
Son palabras anónimas
perdidas en el olvido
en la espesura de la sombra
donde sus nombres
son placentas de silencio.
¿Dónde acudir
cuando el dolor lacera
los años de existencia
y las lágrimas
anegaron con profundidad
los recuerdos de la infancia?
Quizá esa presencia
al otro hilo
sea el aletear de un ángel
que humano en su esencia
se aferra a la pérdida del edén
porque es su única recompensa…
© José Luis
4 comentarios
José Luis -
Chus -
gobina -
Es curioso,como el recuerdo de lo feliz,ya no es feliz,y el recuerdo del dolor,siempre es dolor...
cuaquier desconocido que consuele,puede ser un ángel,cuando el corazón aprieta,y el estómago se convierte en un nudo...
Dulces sueños...
puedes acudir a mí,si un día no sabes donde acudir...:-)
Rosa -