Un mundo onírico
Has visto el cielo
y el fulgor del sol te recuerda
vidas fugaces entre los sueños del día
y las sombras gélidas del invierno.
Hace mil años eras una piedra
en lo alto del monte
donde el aire soplaba el rubor de las nubes
y el horizonte celaba un vasto y ladino misterio
donde se disipaba la arena de los atardeceres
mientras crecían los pensamientos
justo en la boca de los peces.
No sé si la nebulosa que ciñe las faros
reconocerá en su intermitente luz
los albores de la noche
cuando desde el interior de una piedra
manaban los pensamientos de un pez
que alumbraba el mundo por su boca.
© José Luis
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