Al verdor de una farola
Glauca es la luz que abandona la farola
y se estrecha con los arbustos de la noche
como esa sombra huidiza e imprevista
que algunas veces atraviesa mis sueños.
Ahora trinan los pájaros su acomodo
cuando se ha bajado el sol de la montaña
y el aire refresca adormecidas las simientes
del jardín reservado de las flores.
Un aroma se expande en la tarde y en el aire
un albor de delirio y de silencio impregnado
tras los rayos que retienen la luna en mi frente
nacarada con nobles pétalos de pensamiento.
© José Luis
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