Lomas de atardecer
Claro es el día abierto en el azul
celeste de los aleatorios encuentros
entre los sueños que bordean el amanecer
y las almas fugaces de los cuerpos
cuando el mar deslía las espumas
en el fragor de los pensamientos
y las nubes se esconden en las esquinas
transgresoras de las enarboladas lomas
que pueblan los atardeceres de siglos,
violáceos resplandores y amores eternos.
Una nube ajusta los rayos a la perpendicular
inseparable del horizonte donde los pájaros
practican sus vuelos y una cigüeña zigzea
entre la curvatura de su pico y los alerones
flotantes del viento mientras se deja caer
en el regazo del espejismo, la contracorriente
sus plumas arquea como paños entretejidos
con los hilos del tiempo y los labios de la aurora.
La quietud se extiende más allá del universo
impalpable donde el reloj su arena detiene.
© José Luis
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