La pared que retomó las alas
La tarde desciende por la luz del río
y los pájaros retornan a la algarabía
de sus raudos vuelos entre las ramas
de la sombra donde caen lentas las alas
y se olvidan de las nieves de enero
y de las férreas montañas invernales
mientras reciben los violetas rayos
en la gravedad última de su cuerpo.
Cálida la pared, que mira el poniente
de los deseos y la hierba que prospera
en las riberas fluviales, retiene la volada
de un gorrión entre los ásperos salientes
peñascosos de la refrescante sombra
donde con su pico busca insectívoro
el apetitoso refugio del hambre.
Mientras, entre las piedras, un rugido
abría el cráter de la inconsciencia,
multitud de imágenes haladas partieron
batiendo las alas de su destino
y explorando las posibilidades de la noche
se difuminaron en los brazos amantes
de dos jóvenes que en un beso se fundían.
© José Luis
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