Vela subyugada
De la tierra la boca ya no retiene el magma
de los años pasados bajo el hierro del tiempo
y, junto a las flores, otro tallo emerge solo
fuera de las corrientes del mar y de los vientos
que trajeron los aromas de las cúpulas bárbaras
donde dejaron otros hombres su sudor y sangre.
Nació la pluma de las lenguas que se arrastraban
por los confines de la mirada extraña y de un velo
invisible entre los contornos de la lozana noche
en la que los sueños, como nubes áureas, flotaron
entre las pipetas y los alambiques del destino.
Grabadas en el suelo las palabras caminan despacio
desde el surco de la estilográfica hasta el pensamiento
desbordado de amaneceres y acrobacias sin alas,
mientras roturan mis dedos fértiles la memoria
ahondan las lágrimas del olvido raídas fotos
y rebosan en los vasos de la victoria la dulzura
de los años templados en los paseos por tu mirada.
Es mi vida una vela subyugada a los embates del deseo
y la dicha, cuando el soplo ardiente de tus labios ondea
los lazos cárdenos del crepúsculo desde mi interior,
donde los remeros de la sombra avivan las olas
y los rescoldos del abismo con las runas de tu nombre.
© José Luis
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