El sol en las montañas
Basta un solo grano de arena
para sopesar el valor de un segundo
e interpretar la elevación de una montaña
que se mece entre las manos tendidas
y que recoge el agua que de las lágrimas brota
donde hubo júbilo o quizá dolencia
sin destrabar los sonidos que nos alcanzan
y que son parte de algún espejismo.
¿Dónde estuvo la luz que matiza
secretamente el aire?
¿Dónde se rasgó el velo
y dejó en las ranuras de mis labios
las tonalidades de la aurora?
¿Dónde un segundo fue piedra
o montaña en los sigilos
desencontrados de cualquier pensamiento?
Dieciséis versos cabalgan a lomos del olvido,
a latido de palabra entre los brazos
que abiertos desangran el pecho
y palpitan trémulos los parajes
que son esferas y doradas líneas
volátiles entre rayos de sol
que de esperanza iluminan los árboles…
© José Luis
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