El calor del gorrión
Se queja el aire en el frío
que escarcha el agua y los caminos
con soledad,
con la sombra blanca del cielo
que cubre el horizonte de ceniza
y la tarde, de negrura y melancolía.
Aletean los pájaros el soplo
nebuloso de los instantes
donde pasean sin destino los pies
y ateridas las manos se juntan
en oración indispensable de silencio
para acallar los inviernos de la vida.
Saltando un gorrión se me acerca,
quizá perdido el temor de sus ojos,
y busca en el calor de mi sombra
la cercanía del aliento,
del canto de mis pasos la migaja
que eleve sus alas a la cúspide
donde las campanas desgranan
la inmediatez del domingo.
¡Cuántas veces habremos sido
ese gorrión anhelante!
© José Luis
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