El sudor de la fuente
Las ocultaciones de tierra emergen
tras cada palabra maldita en los labios
que besaron los iconos arcanos de la sospecha
donde la tribu derrocó a la enfermedad
y el miedo de los guerreros, al aullido de la noche.
Han arrastrado los siglos las deprecaciones
que pretendieron elevarse al cielo vaporosas
como llantos que manan del dolor y la risa,
como velas que se consumen paulatinas
en su propia llama y resbalan pertinaces
por la inquietud de la vida y el desasosiego.
El agua subterránea recoge los ecos
que estuvieron retenidos en el alma
durante tanto y tanto tiempo
que sus turbulencias aún reclaman
todas esas fuentes que depuren
en sudor la pérdida del paraíso.
© José Luis
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