Velas de Nochebuena
La luz de las velas
crepitan en el albor de la casa
alrededor de las copas quizá vacías
donde los labios apuraron su tiempo
y las palabras, en su noche especial
las familias celebran esa sinfonía
de toda una existencia.
La mesa junta en su desvío las miradas
mientras la cera, implacable, derrite,
en el paso de las horas y los años, la cena
y trae el recuerdo de los que fueron
uña y carne, penetran en los sentidos
las melodías de otra época.
Accedo que las estrellas permanezcan
en el lugar asignado de los siglos
y de los dedos que ratonan los instantes
en los que otra noche se ilumina
junto al fulgor asombrado de unos ojos,
de un amor que hizo historia
entre las brozas de incienso y alcurnia.
Trato de ser quien contiene el origen
auspiciado tras las sombras del paraíso
y retengo en mis pupilas aquellos momentos
en los que el azur del cielo era el sino
íntegro y diversificado del linaje
de los que crean vida y titilan esperanza.
La Nochebuena me atraviesa las venas
como una pertinaz guillotina
que recorte los festones del pasado
y con ellos, deshilache de egocentrismos,
despunte la novedad de un mortal
que en sus párpados deja entrever
la plenitud de la vida.
© José Luis
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