Lentes de cercanía
La mesa encierra las travesías
de la vista que exige en un callejón
el diezmo de la aurora,
paredes de madera entretejen lazos
de indivisibilidad ante el ojo acariciado
desde el árbol de la incertidumbre
donde se desprenden las imágenes
rigurosas de las ramas y ascienden
heliotrópicas por los hilos de los sueños,
parcas eternizadas en los jirones
del trasfondo ondeante de alforzas
y naufragios disonados de mentes.
Los cristales se atomizan
en el aire, viscoso y fragante,
de la lluvia que resonante se descarga
en los huecos de mis manos,
el cimbrado de mis dedos, en la mesa,
acompasa el fundido sombrío de la tarde
con la densidad de las horas, y la penumbra
de un instante acecha la noche en mis ojos.
Se doblan los rayos de la ventana,
en inmediatos e inadvertidos recuerdos
las lentes de la curiosidad y el descuido
se deslizan, como trompos zigzagueantes
por las líneas del suelo y nuestra cercanía.
© José Luis
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