Ingravidez azul
Tiene el azul
un no sé qué cautivador
como unos ojos que profundos
miran en tu interior.
Deshojo añiles los pétalos
que del sí y del no
saben mucho,
son pirámides antiguas
donde inscribirse ya no puede
quién los hizo o soterró.
En la palma de mi mano
crecen ramas
olorosas del destiempo
de la tierra celado,
el tesoro de la infancia
sobre cristal y algodón.
Crece el árbol en el aire
con su larga sombra azur,
van a posarse los pájaros
unos sí y otros no
mas todos traen tu recuerdo,
jironcito de corazón.
Duérmese ya el invierno
con los brotes y la flor
en la yema de los dedos,
de mis labios y un temblor…
© José Luis
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