De cara al girasol
Redondas son las caras
de las pepitas concéntricas,
halos amarillos cabecean
al son del aire,
el campo ambarino y verde
parece el oasis del tiempo
donde viene al solaz
cuando cae la tarde.
Me acercó a un girasol
le miro de frente
en la concavidad del semblante
donde azabache un mosquito
pasea como yo por los sueños,
por la tersura aterciopelada
de los alcores silvestres
y el danzar de las ninfas.
Juntos vemos caer
la penumbra a la tierra,
y siento más cercano su mirar
penetrante la oscuridad
nos susurra al oído
los enigmas del pasado;
ahora somos dos cabezas
llenas de pepitas…
© José Luis
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