Lance de amor
Inmutable la mañana acoge en su brisa los ecos tumultuosos de la exultación noctívaga, cuando los enamorados entretejen sus cuerpos y los suspicaces declives de Selene avivan los fanales de la inconsciencia entre los brazos de la luna llena y las sombras de las tenebrosidades.
Ah, el arrebato y el vigor del amor galanteado y cumplido…
Eros en sus ciegas manos deposita la llave del ardor para los enamorados, y en sus flechas candentes el hielo alcanza la condición fugaz del desterrado cuando el invertebrado Fénix sobrevolaba las conspicuas negruras de las pavesas del tiempo más allá de las delicadas arrugas en la frente del corazón una y eterna vez amado mientras en la arquilla de nuestro pasado daba musicales vueltas la sugerente bailarina de la noche, y extendía más allá de nuestro cuerpo la fragancia amorosa del abrazo entre los vaporosos ensueños de la oscuridad y el aletargado albor que la madrugada establece de tiempo colmado a los amantes.
Deshójanse los rosados pétalos en los poros de tu piel entre los cadenciosos silencios de tu mirar al conspicuo espejo mientras tus labios proclaman a la aurora el tránsito rápido del tiempo entre las lágrimas que toma el viento prestadas de tu cabello suelto, mujer en tierra de nadie, mujer de sudor y sangre, encadenada a tu armonía ansiada en ese insospechado misterio de juventud entre los recuerdos eternos y la añoranza…
Inquietos mis dedos deshojan la margarita del tiempo…
te quiero sí,te quiero no…
Impaciente entre los ojos del puente me ve el río pasar, ausente, vagando entre los pensamientos esta curiosa suerte…He de amarte o dejarte para siempre…
Ya ves es el juego de la Fortuna, un trance.
Oh, lúgubres noches que atenazáis en un suspiro la calma, dejad que la mañana vuelva sin el ponzoñoso estertor de sus amargos labios entre las adarajas de la inadvertencia, y las argentas alas del olvido alcancen al suave silencio en esa nana maternal que envuelve al rorro con el arrullo hacia mi pecho… y la verdad de mis labios se transmute a la más excelsa morada en la profundidad de ese espíritu que con amor me cobija.
© FreeWolf
Ah, el arrebato y el vigor del amor galanteado y cumplido…
Eros en sus ciegas manos deposita la llave del ardor para los enamorados, y en sus flechas candentes el hielo alcanza la condición fugaz del desterrado cuando el invertebrado Fénix sobrevolaba las conspicuas negruras de las pavesas del tiempo más allá de las delicadas arrugas en la frente del corazón una y eterna vez amado mientras en la arquilla de nuestro pasado daba musicales vueltas la sugerente bailarina de la noche, y extendía más allá de nuestro cuerpo la fragancia amorosa del abrazo entre los vaporosos ensueños de la oscuridad y el aletargado albor que la madrugada establece de tiempo colmado a los amantes.
Deshójanse los rosados pétalos en los poros de tu piel entre los cadenciosos silencios de tu mirar al conspicuo espejo mientras tus labios proclaman a la aurora el tránsito rápido del tiempo entre las lágrimas que toma el viento prestadas de tu cabello suelto, mujer en tierra de nadie, mujer de sudor y sangre, encadenada a tu armonía ansiada en ese insospechado misterio de juventud entre los recuerdos eternos y la añoranza…
Inquietos mis dedos deshojan la margarita del tiempo…
te quiero sí,te quiero no…
Impaciente entre los ojos del puente me ve el río pasar, ausente, vagando entre los pensamientos esta curiosa suerte…He de amarte o dejarte para siempre…
Ya ves es el juego de la Fortuna, un trance.
Oh, lúgubres noches que atenazáis en un suspiro la calma, dejad que la mañana vuelva sin el ponzoñoso estertor de sus amargos labios entre las adarajas de la inadvertencia, y las argentas alas del olvido alcancen al suave silencio en esa nana maternal que envuelve al rorro con el arrullo hacia mi pecho… y la verdad de mis labios se transmute a la más excelsa morada en la profundidad de ese espíritu que con amor me cobija.
© FreeWolf
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