Hubo un tiempo
Hubo un tiempo en el que las palabras carecían de sonido y los hombres que las pensaban se dedicaban con la paciencia del artesano, que despierta al día con los resortes de la ilusión y de su oficio, a esmerarlas y forjarlas un destino.
Entonces las palabras se dejaban aferrar y disfrazar entre las riberas del indómito tiempo cuando la naturaleza ya no era el paraíso y los animales se acercaban con sus ecos a la hondura de la sombra en las inexorables grutas de la meditación y el ensimismamiento para acumular en su poso la leyenda de la trasgresión y la mudanza.
Y hubo un día en el que el susurro de sus notas purificó nuestros sentidos amantes con el rumor de las olas teñidas tras el carmesí de tu boca y el glauco aroma del deleite.
© FreeWolf
Entonces las palabras se dejaban aferrar y disfrazar entre las riberas del indómito tiempo cuando la naturaleza ya no era el paraíso y los animales se acercaban con sus ecos a la hondura de la sombra en las inexorables grutas de la meditación y el ensimismamiento para acumular en su poso la leyenda de la trasgresión y la mudanza.
Y hubo un día en el que el susurro de sus notas purificó nuestros sentidos amantes con el rumor de las olas teñidas tras el carmesí de tu boca y el glauco aroma del deleite.
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