La espera
La habitación
inmoviliza entre sus paredes
la quietud quitada a tu ausencia
y que los sonidos del mar sosiegan
cuando suavemente llegan del crepúsculo a la ribera
entre las últimas luces que dejaron en ti mi memoria
como un beso que nunca acaba
y que apura salvaje el rumor de aquellos roces
en la delicada cutícula del deseo…
Quiere Cronos grabar
en mis manos tu sonrisa
fresca entre las auroras blancas
que el invierno abandonaba
entre las sábanas recién planchadas
cuando la calidez era la rosa amable
de pétalos escarlatas y carmesí los labios
del encuentro inefable.
Llega hasta la ventana el aire
que la tarde traía en los largos paseos
alrededor del tiempo y de tu cuerpo,
cuando erizada tu piel
en el recorrido de mis dedos
invocaba intangible la melodía
del anhelo entre mis brazos
y tus recuerdos.
En mis pensamientos he cambiado
nuestras sabidas palabras
por acentos extraños
para que en el silencio de la noche
y ante tu sola evocación
no me hagan al alma daño,
porque no es la soledad lo que temo
sino no saber dónde me aguardas.
¡Duele tanto la distancia…!
© FreeWolf
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