Flujo manuscrito
Detrás de cada palabra
pone el poeta abierto
un mundo a la esperanza
del mañana y de un silencio.
No lloran los ojos
sino el alma
las imágenes cargadas
en la retina del recuerdo
mientras tañe en cada letra
cúmulos de sentimiento
y ruge contra las peñas
que la bordean incólumes
la rigurosa frente del tiempo.
Arde el corazón poeta
mientras fragua en su simiente
purificantes lágrimas que arelan
el río dorado del sueño.
Hoy no extraño las estrellas
rutilantes en el firmamento
porque tengo en el corazón
un pálpito de aedo...
© FreeWolf
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