Arboleda ocre
Ahora es el tiempo
dorado de las hojas,
dorado y macilento,
como el agua que fluye
entre los surcos de la vida
y las piedras de la muerte.
Suena el viento entre las ramas
y acaricia el aire de la tarde
los rayos últimos del universo,
rayos que recuerdan aquel instante,
cuando naciente la alborada
pergeñó del hombre la simiente
de polvo húmedo y palpitante.
¿No oyes en la distancia
el eco del ocaso?
¿Acaso crees que mañana
contigo nacerá de nuevo?
Hoy esa arboleda
es un varal de queja
por los brotes equinocciales que fueron,
por las ramas desnudas que esperan
la tierra resquebrajada
y una nueva primavera.
Alfombrado el suelo ocre
mira el cielo y las estrellas,
el cielo donde azul la mirada
blanquea el pasar de la tiniebla
y el transitar rutilante
de las almas que ya no se quedan.
Es la noche un espejo
donde se miran los amantes
y ven sus cuerpos transitar
en un sueño,
en una arboleda pulida y crepitante.
© José Luis
3 comentarios
Brisa -
Un besito
José Luis -
una nueva primavera,
y tus ojos otra vez
volverán a contemplar
los colores de la arboleda
cuando mires mi mirar...
Brisa -
Un abrazo