Sinrazones de miedo
Nace el miedo en una caverna
a la sombra del destino
entre los barrotes que azotan
las brasas de la noche.
Los jardines están cerrados
y las flores ya no aroman
las propiedades del aire
ni los ojales perdidos.
Suena el crujir de los destellos
donde nadie apostó el pie
o dejó abandonado su silencio,
es el tramo furtivo de una vieja escalera.
Los escalones se ausentan
como una mancha absorbida
en la porosidad de los tuétanos
o en la repisa de la desdicha.
Muestra sus dientes el perro
que guarda la puerta negra,
el agujero de la nevera
donde crecen simientes de pánico
y las células acústicas de cualquier guerra.
Las cercas también crujen
las avalanchas de esperma
y los tambores se callan
en el compás de la espera.
Bloques de sangre esputan
adrenalina en las cartucheras
¿Quién dijo que el miedo
no nace en un corazón cualquiera?
© José Luis
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