Nubes áureas
El velo de la tarde se tiñe de luz áurea
entre los paños de la ventana y el ordenador
que busca la mirada más allá de los ojos
y atraviesa los reflujos espejados del río
con arcadas de sangre y viento, hinojo y bruma.
Pasean pacíficos los niños envueltos en su luna
mientras reposan en los bolsillos la inquietud
de una semana más de escuela, lápiz y letras
tras los muros desencadenados del silencio.
Hermosa la noche en su manto deambula,
es una enigmática y primorosa princesa
que se arquea entre los densos cañaverales
de la tiniebla donde nace amniótica la vida.
Miro la oscuridad que se ilumina en puntitos
y quinqués que no me miran pero que esperan
la llegada inevitable del alba, el rosáceo blancor
que les devuelva la negrura y la breve calma.
© José Luis
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