Desde las palabras
El cielo salvaguarda el azul cedido
entre las nubes que son parte de la nada
y un retazo de esfera protegida
donde cautelosamente anida el invierno.
Abundan las aves en su vibrante aleteo
una mañana propia y olvidadiza de marzo
en la que han dejado los sueños un jardín
impregnado de simientes de bruma y engaño.
Las calles están frescas y el aliento humea
dos canciones que fijan el camino a mis pasos
y en la soledad y el extravío miles de ojos
detienen de la inconsciencia los párpados
hasta que los movimientos no son más
que hondonadas difusas de latidos y rumores.
Acallan los gorgojeos el miedo de las sombras
desde que el mundo fuera nuestro espejo de creación
hasta que musite cálidamente la misma plegaria el sol
donde tiene lugar el indefectible comienzo de la muerte.
El corazón amanece de nuevo entre las peñas
como escarcha que se asienta inquebrantable
al puntual abandono cada noche del paraíso
mientras se busca el sentido a la existencia.
Dejaré que las palabras broten solas
desde el lado incierto de la mirada,
desde el silencio y la inevitable libertad
que tienen de agruparse y decir cosas.
© José Luis
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