Franjas de color
He dejado que la ropa se amontone encima de la cama
en un acto de indolencia y vagueza, como un día sin sol
donde se arremolinan las nubes alrededor de la tarde
y se apoderan del cielo frescas las gotas de lluvia.
Apenas entra claridad por la ventana, aun así es suficiente
para que los colores de la ropa se deslicen en franjas
por la retina y el sueño tras los que vienen los misterios
y las preguntas sobre las cosas y la forzosa inexistencia.
Sé que los días también se arremolinan entorno a la vida
y que se deslizan en tumultos los detalles que le dan sentido
en franjas irisadas de caras y momentos, como el circo
que después de hacerte reír levanta su carpa y se desvanece.
Quizá el encanto de la existencia sea amontonar esa ropa
hasta que veamos en ella el arco iris de la inmanencia
desde el que disolvamos las gotas de niebla que nos empañan
los ojos con sinsentidos y desesperanzas por no hacer la colada…
© José Luis
en un acto de indolencia y vagueza, como un día sin sol
donde se arremolinan las nubes alrededor de la tarde
y se apoderan del cielo frescas las gotas de lluvia.
Apenas entra claridad por la ventana, aun así es suficiente
para que los colores de la ropa se deslicen en franjas
por la retina y el sueño tras los que vienen los misterios
y las preguntas sobre las cosas y la forzosa inexistencia.
Sé que los días también se arremolinan entorno a la vida
y que se deslizan en tumultos los detalles que le dan sentido
en franjas irisadas de caras y momentos, como el circo
que después de hacerte reír levanta su carpa y se desvanece.
Quizá el encanto de la existencia sea amontonar esa ropa
hasta que veamos en ella el arco iris de la inmanencia
desde el que disolvamos las gotas de niebla que nos empañan
los ojos con sinsentidos y desesperanzas por no hacer la colada…
© José Luis
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