Eclipse atemperado
Parece que la luz queme el cielo
cuando el sol se inclina a la fatiga
natural del sueño y la noche, una señal
mira de frente el resplandor pajizo
de la ausencia que se hace grano
espigado en el tiempo.
La carretera suspende en el asfalto
las rodadas de la sombra y los coches
como tinta de un invisible pergamino
donde están manuscritas todas las rutas
de los alientos infatigables del mundo.
Fosforece la redondez de la negrura
entre las briznas calladas e incorpóreas
de la ladera suspendida en los temblores
imperceptibles del sueño y de la hierba.
© José Luis
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