Regresión imperceptible
La lluvia,
turbación del domingo,
se deja embaucar grisácea por el cielo
impenetrable y verde entre los tallos
que siguen la corriente del río,
arquean los árboles las ramas
y sus alas coloridas inundan los pecíolos
de una imperturbable claridad.
Oigo el rumor de las hojas,
oigo del aire los suspiros en la levedad
que grana las espigas de esperanza
y de plenitud, mientras resbalan los sueños
por las fantasías ocres del otoño,
por la coyuntura primaveral de las alondras
que perpetran etéreas la magnificencia
escarlata de las amapolas.
Me integro en la regresión de la tarde
con la ingravidez ingenua de las horas,
aerostática tras los reflejos mi cabeza se eleva
del horizonte, emana un olor húmedo la yerba
desde las intensas pupilas que crea el silencio
y la contemplación provocativa del ocaso,
ulula el deseo a mis oídos,
quizá esta vez no oponga resistencia…
© José Luis
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