Migajas de letras por la carretera
Las montañas insospechadas veredas
hacen prófugas las palabras, se marchan
letra a letra por el arcén de la distancia
muy dentro de la hondonada y la duda
donde las corrientes trastornan opacos
los versículos dispuestos al sol cautelar
cuando las sombras desandan la noche.
Granitos son las arenas perfumadas
por las lágrimas que vierte el cielo
en la clepsidra informal de las ánimas
y los aromas intuitivos del desierto
conjugan los rituales de la razón
a través de los deslavazados pasos
que son los recuerdos y sueños.
El humor de los mundos perforados
entreteje la avalancha de los herméticos
ardides de los hombres, la mano extendida
a la complacencia de los pensamientos
que avalan la inmortalidad del tránsito
entre las generaciones de la sierpe,
no bastará con una manzana transgresora
al peregrinaje de los desterrados.
Una sonrisa aparece entre los guijarros
que hicieron camino a la travesía del nacimiento,
unos labios arquean las líneas que fueran rectas
mientras los pájaros en sus picos alternan
vernáculas las vocales con el desarraigo de las consonantes.
© José Luis
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