Sonrosada
Al tacto
los pétalos se sonrojan
con el pudor de la aurora,
con el rubor de la novia
en la primera noche de conocimiento.
Los labios de la sombra
abordan los rayos llenos de mar y luna,
los reflejos en las olas llegan a la orilla
donde esperan atrevidos los ojos
el azogue de dos cuerpos que se acopian
en el tálamo de la tempestad arrullada,
los murmullos del amanecer resuenan
intangibles desde el vergel inaugural
cuando el amor tan sólo era un desconocido.
Mis manos tantean el agua
y la espuma, ojosa, otea el horizonte
donde se detiene el verdor de la alondra
tras el canto del apareamiento ritual
entre el cielo y la tierra.
En la hondura coyuntural de tu cuerpo
palpitante y natural acrecienta el ardor
la expansión consustancial de un instante,
pertenecen recogidas las miradas
al inframundo tangencial de los sueños
donde, indefectiblemente, tú y yo
encontraremos siempre conocimiento.
© José Luis
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